CUANDO LA CANCHA MANDA
De todos es sabido que ir a un partido es mucho más que
deporte, es un acontecimiento social, un baile humano, donde se mezclan la fe
(en tu equipo) la ilusión de un buen resultado al finalizar la competencia y el
compartir con amigos y familia, buenos momentos y mejores sensaciones.
La energía del público en la grada contagia, llega a
emocionar hasta al tipo más duro, molestar, enfurecer, ilusionar…
Dejarse llevar por el ruido del balón cuando el chut parece
que lo va a romper todo, escuchar al entrenador marcar las directrices, la
estrategia. Los jugadores reír, hacer teatro, enfrentarse y refrendarse, con
respeto y muchas veces incluso con admiración hacia el rival.
Oler la hierba recién cortada, húmeda, ese aroma que te dice
alto y claro que la competencia está a punto de comenzar.
Son muchos los años en los que disfruto y vivo en directo el
fútbol, muchos los que, además, escribo la crónica de lo que veo. Pero siempre
me asombra algo, siempre se descubre una acción, tanto en el campo como en la
grada o la sonrisa de un recogepelotas, de otro compañero periodista.
Si, ya se, existen más deportes que se viven de forma igual.
Sí, pero mi deporte, ese que me hace vibrar es el fútbol, el
deporte rey.